“Solía utilizar mis manos para pelear y ahora las uso para crear cosas hermosas”, le dijo un estudiante de catorce años al artista de vidrio soplado Jaime Guerrero.
Jóvenes de vecindarios de bajos ingresos en Oakland y en toda la nación a menudo necesitan una intervención positiva para ponerlos en el camino hacia una vida feliz y productiva. A través de su trabajo voluntario con los jóvenes en el Área de la Bahía y Los Angeles, Guerrero ha proporcionado la intervención que ha cambiado los caminos de muchas vidas.