Cuando tenía 18 años, Caheri Gutierrez tenía la mitad de su rostro destrozado consecuencia de los disparos de un tiroteo. Era de noche, noviembre de 2008, en la esquina de la avenida 98th y la calle de San Leandro, en Oakland.
La bala entró de la nada por la ventana del lado del copiloto. Pasó rasgando su rostro hasta llegar y detenerse en el brazo derecho su amiga, quien conducía el auto.
Cuando Gutierrez despertó en el hospital una semana más tarde, estaba entubada, había perdido el sentido del oído del lado derecho, su rostro estaba paralizado, y no tenía dientes.