Thu05Nov2009

Oakland haciendo cumplir las leyes en contra de las peleas de gallos

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John Russo Print Email

 

Como respuesta a las llamadas de los vecinos, la policía de Oakland realizó una redada en una bodega el invierno pasado en donde docenas de hombres se habían reunido.

Dentro de Sanchez Ironworks en un vecindario industrial ubicado en el Este de la Bahía, los oficiales encontraron cerca de 100 personas – incluyendo cuatro niños – viendo y apostando en peleas de gallos. La evidencia fotográfica de la redada muestra una escena perturbadora: pilas de aves muertas y

mutiladas, dinero de las apuestas, esteroides para animales, charcos de sangre en el piso y más sangre salpicada en la ropa de los cuidadores de las aves.

Las peleas de gallos son un deporte barbárico en el que gallos excesivamente agresivos son colocados en un pequeño cerco para que se corten a muerte unos a otros con navajas filosas y curvadas que están pegadas a las patas de los animales cuando pelean. Las peleas de gallos son ilegales en cada estado, pero es una tradición que data de siglos atrás tanto en los Estados Unidos como en otros países, y actualmente es tristemente muy común en nuestro estado.

En Oakland, estamos persiguiendo a las personas que lucran y se divierten con las peleas de gallos por medio de una unidad de abogados penales en la Oficina del Procurador Municipal denominada Fiscalía Especial.

Formamos esta unidad el año pasado – en conjunto con el Fiscal de Distrito del Condado de Alameda – para dar seguimiento a delitos menores profundos, delitos que degradan la calidad de vida en Oakland y que invariablemente llevan a crímenes más serios y violentos.

Estos delitos que afectan la calidad de vida (“quality-of-life” crimes) incluyen los delitos relacionados con las drogas, la prostitución, el vandalismo y la crueldad hacia los animales. Los delitos menores asociados con las peleas de gallos se encuentran justo en nuestro campo de acción.

Puede que las peleas de gallos no sean tan atroces como los homicidios u otros delitos violentos que muy frecuentemente destruyen a las familias en nuestra comunidad; sin embargo, se han asociado con el tráfico de drogas, ocultamiento de armas de fuego y otros delitos serios.

El ver a los animales destrozarse unos a otros hasta hacerse trizas por placer envía tanto a los niños como a los adultos el mensaje poderoso de que la crueldad, la violencia y la falta de respeto hacia la vida y la ley son aceptables, e incluso admirables.

Después de la redada llevada a cabo por la policía en la bodega el pasado mes de febrero, el Fiscal Municipal Elias Ferran presentó cargos en contra de 70 personas por ser espectadores de una pelea de gallos. Hasta la fecha, los demandados han pagado cerca de $12,000 en multas y cumplido 111 horas de servicio comunitario.

Esperamos que estos procesos judiciales envíen de igual manera un mensaje poderoso con respecto a que habrá consecuencias para el comportamiento ilegal, y que la comunidad no tolerará el tipo de sadismo que se lleva a cabo en el corazón de estos eventos. Quiénes no saben que las peleas de gallos son ilegales en los Estados Unidos se enterarán, muy probablemente antes de que se encuentren ante un juez.

Por supuesto, nuestra intención también es la de proteger a los animales del sufrimiento y la muerte para el entretenimiento humano. Incluso las aves que sobreviven a las peleas de gallos sufren terriblemente. Ojos mutilados, pulmones perforados y huesos rotos son heridas comunes.

Los gallos de pelea son cruzados y criados para ser extremadamente agresivos, por lo que no pueden ser adoptados por la procuración de justicia aun cuando se recuperen.

En Oakland, el hecho de tener gallos, por cualquiera que sea la razón, está prohibido por el código municipal. Cualquier persona que sospeche que se están realizando peleas de gallos en su vecindario debería llamar a la Fiscalía Especial de la Oficina del Procurador Municipal al (510) 238-3601. Continuaremos trabajando con la policía de Oakland y demás agencias para asegurar que haya consecuencias para este tipo de crueldad hacia los animales en nuestra ciudad.

John Russo es Procurador de Justicia de la ciudad de Oakland