El pasado mes de noviembre, presenté una demanda en nombre de la Ciudad de Oakland para mantener a la empresa química Monsanto responsable de la contaminación generada por décadas a las aguas pluviales de Oakland y la Bahía de San Francisco con los altamente tóxicos Bifenilos Policlorados (PCB, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, a pesar del reconocimiento del daño causado por los PCB, ahora el Congreso está considerando una legislación que podría inmunizar de las demandas que Oakland, Berkeley y otras ciudades han presentado contra la empresa Monsanto para recuperar costos de limpieza.
La legislación en cuestión actualizaría la Ley de Control de Sustancias Tóxicas, de 40 años, de la que no hay duda requiere una reforma a fin de legislar cientos de productos químicos potencialmente peligrosos.
Desafortunadamente, un párrafo añadido recientemente a la versión del proyecto de ley de la Cámara – supuestamente por personal republicano del Comité de Energía y Comercio de la Cámara – potencialmente podría prevenir a las ciudades y estados de demandar a Monsanto o aprobar sus propias leyes y reglamentos sobre los PCB.
Incluso en el caso de nuestro actual Congreso, este es un movimiento lodoso.
Por décadas, Monsanto fue el único productor de PCB, antes de 1979, cuando el gobierno federal prohibió los químicos – utilizados en casi todo desde pinturas hasta electrónicos – porque ponen en peligro la salud humana y el medio ambiente.
Monsanto sabía que los PCB eran tóxicos y que no podían ser contenidos fácilmente después de encontrarse en el medio ambiente, encontrando su camino en bahías, océanos, lagos, ríos, arroyos, suelo y aire. Aunque la evidencia confirma que Monsanto reconoció que los PCB se estaban convirtiendo en "un contaminante global", mucho antes de la prohibición de 1979, ocultó esta información y aumentó la producción de estos compuestos altamente rentables.
Hoy en día los PCB son un contaminante ambiental común que se encuentra en todos los recursos naturales, incluyendo el agua y las plantas, así como en los tejidos de la vida marina, animales y seres humanos. Los PCB son uno de los pocos productos químicos tóxicos prohibidos por el derecho internacional y se enumeran por la EPA como "probables carcinógenos humanos".
Monsanto es una empresa de $55 billones de dólares con ventas de alrededor de $15 billones de dólares al año. La compañía debe parte de su éxito al dinero generado por la venta de productos que sabía eran venenosos, mientras que engañaba al país de la amenaza que suponían.
La Junta de Control de Recursos de Agua del Estado determinó recientemente que la presencia de PCB en el agua de lluvia de Oakland amenaza la Bahía de San Francisco como un hábitat para los peces y la vida silvestre e interfiere con el uso y disfrute de la Bahía por todos los californianos. La junta ha enviado órdenes que podrían requerir que las ciudades incluyendo Oakland reduzcan la carga máxima diaria de PCB que desemboca en las bahías y van al océano.
Obviamente, las ciudades tendrían que incurrir en costos significativos para cumplir con la ordenanza.
La empresa que imprudentemente provocó esta contaminación debería pagar para limpiarla, no los contribuyentes y al pueblo norteamericano quienes se verán privados de los servicios vitales como la policía, los bomberos, la vivienda y las bibliotecas si las ciudades tienen que gastar sus preciosos recursos para limpiar el desastre ocasionado por Monsanto.
La llamada "Cláusula Monsanto" en la versión de la Cámara de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas es un claro quid-pro-quo para beneficiar a una compañía que ha hecho contribuciones significativas de campaña cada año para los republicanos de la Cámara – y para algunos demócratas también.
No podemos permitir que el Congreso haga más difícil para nuestras ciudades defender nuestros derechos legales. Tampoco el Congreso debería permitir a Monsanto evadir la responsabilidad por el fraude masivo perpetrado en contra de nuestro planeta entero.