Lew Wolff, socio administrativo de Oakland A’s, es un empresario talentoso e inteligente.
Sin embargo, si Wolff piensa que alguien le cree su historia sentimental sobre la razón por la que A’s tiene que dejar Oakland, está subestimando
gravemente la inteligencia de la base de admiradores del equipo, de la prensa y de la gente de esta ciudad.Wolff le ha dicho a todos los que prestan oídos que el A’s ha hecho todo lo posible para construir un nuevo estadio de béisbol y así permanecer en Oakland. Como Wolf lo ha explicado en una declaración reciente, el equipo ha “acabado con (su) tiempo y recursos al pasar de los años” en la ciudad.
El presumir que A’s ha hecho un esfuerzo extenuante para permanecer en Oakland es como si George W. Bush dijera que hizo todo lo posible para quedarse fuera de Irak; no es una declaración “basada en la realidad”.
He aquí la verdad: los propietarios de A’s y la Liga Mayor de Béisbol han estado planeando abandonar Oakland desde hace diez años. Nunca han sido participantes de los esfuerzos de la ciudad para construir un estadio nuevo y mantener la franquicia en Oakland.
La confabulación entre los dueños de A’s y la liga ha sido evidente desde 1999 después de que un arreglo diera a Oakland y al Condado de Alameda el derecho a compeler la venta del equipo a diferentes propietarios. Un equipo de compradores comprometidos a mantener el club en Oakland mostraron su interés y se fijó un precio. No obstante, por primera vez en la memoria de cualquiera, la Liga Mayor de Béisbol negó la transferencia de una franquicia a un grupo titular calificado.
Los Señores del Béisbol dejaron en claro que no ven a las ciudades estadounidenses como socias, sino como cajeros automáticos que existen para proveerles de cantidades exorbitantes de dólares de los contribuyentes.
Pocos años después, cuando Oakland contrató a los arquitectos de estadios más respetados en la nación para ver posibles sitios para la construcción de un estadio de béisbol nuevo, el A’s se negó a brindar cualquier tipo de apoyo a la compañía en su búsqueda. La ciudad formó una comisión de líderes comerciales y comunitarios para trabajar en opciones para un estadio nuevo, y gastó cientos de miles de dólares en tiempo de personal y consultores. Sin embargo, el equipo demostró ningún interés en el proceso o en el sitio favorecido por los arquitectos: un lugar en el centro de Oakland, al lado de dos estaciones del BART, con suficiente terreno para que la ciudad y el equipo construyeran un estadio de béisbol de ensueño. En vez de un estadio de béisbol nuevo, ahora tenemos condominios.
Se dice que la única propuesta de Wolf para quedarse en Oakland dependía de que la ciudad utilizara un dominio eminente para mudar la ubicación de cerca de 100 negocios en el Este de Oakland. Wolff es demasiado astuto para ignorar que su propuesta era totalmente irreal.
El alcalde Dellums y otros líderes de Oakland han dejado claro que la ciudad está preparada para continuar trabajando en opciones fehacientes para construir un estadio de béisbol nuevo.
Mudar el A’s a San Jose, que es contractualmente territorio de los Gigantes, requeriría un trato especial con el viejo hermano de fraternidad de Wolf, el Comisionado de Béisbol Bud Selig. Tal trato sería un ejemplo evidente de confabulación en el béisbol y estaría muy probablemente liado a la corte por años.
La idea de que el A’s ha hecho un esfuerzo tremebundo para quedarse es por mucho hipócritamente ingenuo. Con un poco de imaginación y una sociedad real entre la ciudad, las empresas de la comunidad y el club de béisbol, el A’s podría construir un estadio de béisbol nuevo y seguir siendo el equipo de la gente del Este de la Bahía.
John Russo es el fiscal electo de la ciudad de Oakland.