Por John Russo, Fiscal de la Ciudad de Oakland
Algunas semanas antes del día de las elecciones, oficié en la boda de un colega.
Como otras 18,000 bodas que se han llevado a cabo en California desde que la Suprema Corte del estado falló
Mientras mi colega y su pareja intercambiaban votos, parecía casi imposible que los californianos pudieran votado a favor de decirle a esta pareja, y a miles de parejas amorosas como ellos, que su unión es menos que un matrimonio.
La proposición 8, que corrige la constitución estatal para quitarles a parejas del mismo sexo el derecho al matrimonio, de hecho borrando la Cláusula de Protección Igualitaria para parejas gay, fue un golpe personal y doloroso para miles de familias de California.
El mismo día en que la nación eligió a su primer presidente negro, una pequeña mayoría de californianos respondió a una campaña basada en el miedo y la desinformación, y vota para conservar la discriminación en contra de otro grupo minoritario en nuestra constitución.
Recientemente, Oakland se unió a la demanda de San Francisco en contra de la Proposición 8, que argumenta que tal redefinición arrolladora de la protección de la igualdad no puede ser hecha por un simple voto mayoritario.
Va a ser difícil para cualquier abogado argumentar que la Proposición 8 no niega la protección de igualdad a un grupo particular de personas, negar los derechos de igualdad a parejas del mismo sexo fue el objetivo de someter la medida al voto.
Esta Proposición 8 es una falla fatal. A lo largo de nuestra historia, el progreso de los derechos civiles ha estado basado en el principio constitucional fundamental que protege en contra de la “tiranía de la mayoría”.
Este principio de protección igualitaria se encuentra en el corazón de nuestro sistema constitucional. Este garantiza que una mayoría poderosa no puede usar el proceso democrático para quitarle sus derechos a un grupo minoritario poco popular.
Casi cada paso adelante en los derechos civiles fue posible por la defensa de la Cláusula de Protección Igualitaria por parte de la corte. La Suprema Corte de los Estados Unidos apoyó el derecho al voto de los Afroamericanos y terminó con la segregación escolar, todo en contra del fallo de la mayoría.
El gobernador Arnold Schwarzenegger está en lo cierto cuando compara la Proposición 8 con la vieja ley de California en contra del matrimonio interracial, lo que fue apoyado por la mayoría de votantes en los años 40, pero que fue abatida como inconstitucional por la Suprema Corte del estado.
La Proposición 8 está en el lado equivocado de la historia. Recientemente, la prohibición en California en contra del matrimonio de parejas del mismo sexo irá por el mismo camino que “separados pero iguales” y la exclusión de las mujeres de las casillas. La única pregunta es cuándo y cuántas familias permanecerán en la desigualdad ante los ojos de la ley hasta entonces.