No sé ustedes, pero yo ya me estoy cansando del sonsonete de la frase “Latina sabia” (que puede que su objetivo sea el de inundarnos con ella: todos están a punto de decir “¡Es suficiente! ¡Ya la escuchamos!”), así que decidí analizar cómo se vería el multicitado discurso de Sonia Sotomayor en contexto. La cita fue mencionada en un simposio que se llevó a cabo en la Escuela de Leyes de Berkeley en el 2001, “Aumentando la Barra: La
Presencia Latina en la Judicatura y la Lucha por la Representación”.Esto asusta. Expresando su acuerdo con la propuesta de que “no existe una postura objetiva sino una serie de perspectivas; neutralidad nula, sin escape a escoger al juzgar”, continúa:
“Acepto que nuestras experiencias como mujeres y personas de color afectan nuestras decisiones. La aspiración a la imparcialidad es simplemente eso; es una aspiración porque niega el hecho de que por nuestras experiencias estamos eligiendo de manera diferente. No todas las mujeres o personas de color, en todas o en cualquier circunstancia o sin lugar a dudas en cualquier caso o circunstancia en particular, sino suficiente gente de color en casos suficientes, harán una diferencia en el proceso de juzgar”. [énfasis adicionado]
Uno se pregunta ¿cómo se compone el “suficiente”, y precisamente qué “diferencia” está ella buscando?
Y de nuevo:
“Como los expertos en leyes lo han reconocido, cualquiera que sea la razón, ninguna mujer o persona de color por sí sola en cualquier puesto, sino es que como grupo, va a afectar el desarrollo de la ley y de los juicios”. [énfasis adicionado]
No sé ella, pero yo tengo casi su edad y pasé mis veintes y mis treintas estableciéndome en negocios dominados por los varones por medio de trabajo arduo y desarrollando habilidades. De alguna manera no creo que el mercado hubiera funcionado mejor si hubiera habido más mujeres trabajando en dichas industrias.
Finalmente:
“Siempre existe un peligro tácito en la moralidad relativa, pero* [énfasis adicionado] ya que el juzgar es una serie de elecciones que debemos hacer…”
* ¡¡¿¿“pero”??!! Supongo que éste es un peligro que está dispuesta a asumir en su “sabio” ser.
Lo que conlleva a la pregunta quizá más relevante: ¿Ella es “sabia”? ¿Es una experta en la Constitución? ¿Sabe y aprecia que el idioma ha cambiado en los 220 años desde que la Constitución fue ratificada, y que el significado de esas palabras que ella como “mujer latina sabia con la riqueza de sus experiencias” puede entender en el siglo 21 podría muy probablemente diferir del concepto al que los precursores de la Constitución se referían? Como un pequeño ejemplo, nuestro libro, La Segunda Enmienda de los Fundadores, examina documentos primarios para mostrar concluyentemente que dichos hombres, quienes habían experimentado de primera mano los violentos intentos de la armada británica por desarmar a la población como el medio más efectivo de mantenerla servil al Rey, se referían a “el derecho de la gente a conservar y cargar armas” como una garantía individual para conservar (poseer) y cargar (portar) armas (pistolas).
Haciendo referencia a su propia pregunta: “Me pregunto si ignorando nuestras diferencias como mujeres u hombres de color hacemos un perjuicio tanto a la ley como a la sociedad,” deja una pequeña duda en mi mente sobre lo que ella cree y lo que busca.
Dios nos salve de un mundo en el que la suprema corte a la que podamos apelar sea regulada por “jueces” que no creen en ninguna “postura objetiva” o “imparcialidad”. Uno no podría esperar “justicia”, sino simplemente “piedad” repartida dependiendo de la “circunstancia”, con la “elección” de reglas establecidas por los jueces en un determinado día.
Mary Theroux es Vice Presidenta del Independent Institute en Oakland, California. La versión original de este artículo fue editado debido a su extensión.