Diez millones de hispanos viven en la pobreza: ¿Qué hacer?

Information
20 December 2010 Israel Ortega Print Email
Según un informe del Censo estadounidense, casi un 22 por ciento de los hispanos en EEUU se sitúo por debajo del nivel de la pobreza entre 2005 y el 2009. Para reducir la pobreza nuestro gobierno se ha gastado miles de millones de dólares en las últimas cuatro décadas, pero sus logros han sido mínimos.

Según un informe del Censo estadounidense, casi un 22 por ciento de los hispanos en EEUU se sitúo por debajo del nivel de la pobreza entre 2005 y el 2009.  Dadas estas cifras, particularmente ahora en plena temporada navideña, hay claros motivos para entristecerse y sentir impotencia ante esta cruda realidad.  Para muchos de nosotros, la primera reacción es: ¿Cómo es posible que exista pobreza en un país tan próspero y poderoso?

Lamentablemente, la solución para muchos es mirar hacia el gobierno para reducir la pobreza.  Muchos tienen entendido que luchar contra la pobreza es un deber del Estado. Y son muchos más los políticos que aceptan está equivocada premisa.

El problema es que este planteamiento no ha funcionado. Para reducir la pobreza en Estados Unidos, nuestro gobierno se ha gastado miles de millones de dólares en las últimas cuatro décadas, pero sus logros han sido mínimos.

La verdad es que hay otras cosas que podemos hacer para reducir la pobreza en este país y no requiere millones de dólares del gobierno federal.  Por ejemplo, ¿sabía que un factor que contribuye al índice de pobreza infantil en Estados Unidos es tener hijos fuera del matrimonio?

Desde 1964, Estados Unidos ha gastado 15.9 billones de dólares en programas de asistencia social según ingresos. Después del ajuste por la inflación, el gasto en prestaciones sociales es 13 veces mayor en la actualidad que en 1965. Este gasto ha crecido con mayor rapidez que el seguro social, Medicare, educación y defensa. ¿Y qué tenemos como resultado de nuestro esfuerzo? Según la Oficina del Censo, se ha registrado una cifra récord de 3.7 millones de estadounidenses que entraron en las filas de la pobreza en 2009. La tasa de nacimientos fuera del matrimonio es ahora del 40% y en el caso de afroamericanos asciende al 72%. A comienzos de la Guerra contra la Pobreza, la tasa de nacimientos fuera del matrimonio era de solo el 7%.

El colapso de la institución del matrimonio es el origen de la pobreza infantil en Estados Unidos hoy en día: Ya es hora de renovar nuestros programas de pobreza para fomentar el trabajo y el matrimonio a fin de controlar el gasto y promover una mayor independencia. Estas son algunas de las recomendaciones del experto de la Fundación Heritage, Robert Rector.

* Desacelerar el crecimiento del Estado del Bienestar: Hace falta que el Congreso establezca razonables restricciones fiscales en el sistema de asistencia social. Una vez que termine la presente recesión, el gasto agregado en asistencia social debería volver a los niveles pre-recesión. Una vez finalizada esta reducción, se debería imponer un límite al crecimiento del gasto en asistencia social de acuerdo al índice inflacionario.

* Fomentar el trabajo y la responsabilidad personal: A los beneficiarios de asistencia social se les debería exigir trabajar o prepararse para trabajar como condición para recibir ayuda. Los cupones de alimentos y la ayuda para la vivienda, dos de los programas más grandes para los necesitados, deberían alineare con el programa de Asistencia Temporal Para Familias Necesitadas (TANF, por sus siglas en inglés) y exigir que los adultos en condiciones trabajen o se preparen para trabajar durante un mínimo de 30 horas por semana.

* Terminar con la sanción al matrimonio en la asistencia social y fomentar el matrimonio en comunidades de bajos ingresos: Los programas actuales de asistencia social según ingresos penalizan a los beneficiarios de bajos ingresos que contraen matrimonio: se debería reducir o eliminar estas sanciones anti matrimonio.

Durante la administración del presidente Bill Clinton, los conservadores reformaron con éxito un programa de asistencia social de la década de 1990: reemplazaron el antiguo programa Ayuda a Familias con Hijos a Cargo (AFDC, por sus siglas en inglés) con el TANF. Pero el fallido paquete de estímulo económico del presidente Barack Obama hizo añicos esas reformas. Y en su propuesta presupuestaria gastarían 10.3 billones de dólares en asistencia social según ingresos durante la próxima década. Antes del incremento actual de la pobreza, esa suma era suficiente como para entregar $250,000 a cada persona que vive actualmente en la pobreza en Estados Unidos, o $1 millón a una familia pobre de cuatro integrantes. Nuestro país no puede permitirse otros 10 años de ideas fracasadas en la Guerra contra la Pobreza.