Durante los últimos años, tanto por los medios masivos de comunicación tradicionales como por el internet, hemos visto una creciente ola de notas referentes a “los cambios mundiales” que se avecinan en el 2012 y una supuesta profecía maya, la cual nos predice “el fin del mundo”. Aunque algunas corrientes ideológicas dicen que se trata de una transición espiritual de la humanidad, la mayoría nos habla de grandes e ineludibles catástrofes en el mundo entero.
De cualquier manera, esto hubiera pasado desapercibido para el autor de no ser porque en casi todas estas catástrofes, los propagadores de esta información aluden a factores astronómicos. Sea pues esta oportunidad una forma de réplica en defensa de la Astronomía y del conocimiento científico.
El Calendario Maya
Fue John Sidney (1898-1975) quien después de muchos estudios comparativos llegó a la conclusión de que el inicio de la cuenta larga de los mayas comenzó el 11 de agosto del año 3114 a. C., mientras que el fin del mismo ocurriría el 21 de diciembre de 2012 d. C. Sin embargo, se sabe que hay más de una veintena de cálculos similares con una precisión de 400 años. Es decir, que el fin del calendario bien podría ocurrir en el año 2400 o incluso es posible que ya haya ocurrido en 1600 (por la época en que Galileo utilizó su telescopio para hacer sus descubrimientos).
Pero para nosotros el fin de un calendario no es más que el inicio de otro, por lo que no hay razón lógica para suponer que los mayas hablaran del “fin del mundo”. En los libros mayas no hay nada que nos hable de un final profetizado: ni en el Popol Vuh, ni en los códices de Dresde, Madrid o París, ni en el Chilam Balam. Al parecer, el tema de las profecías mayas salió de la pluma de un periodista, de apellido Beutttenmüller, quien en el año 2000 escribió un libro basado en el supuesto códice K, que le fuera otorgado por un grupo de mayas provenientes de las Pléyades (¡ouch!). En adelante me duele el estómago cuando escucho a periodistas de distintos medios decir con ligereza “… los mayas dijeron que el 2012….”. Por favor, los mayas ¡no dijeron nada! Si alguien quiere saber sobre estudios serios relacionados con el mundo maya, le recomiendo que busque los sitios de internet del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social SEP-CONACYT y el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
De cualquier manera, las alusiones a la Astronomía no se dejan esperar y aquí les doy una muestra:
• MITO: Una alineación entre el Sol, la Tierra y el centro de la galaxia causará efectos gravitacionales destructivos en nuestro planeta. REALIDAD: Este sistema se alinea cada año cerca del solsticio de invierno (21 de diciembre) y nunca ha pasado nada. La alineación nunca es ni será perfecta, simplemente porque los planos del ecuador celeste, la eclíptica y el galáctico no coinciden los tres en un punto.
• MITO: Una alineación planetaria traerá catástrofes sobre la Tierra. REALIDAD: Nuestro sistema solar está formado por 8 planetas. Una alineación es muy poco probable. Si consideramos la alineación cuando exista una conjunción al 10%, esto ocurrirá en el año 36,763, y una alineación perfecta dentro de 5.6 millones de años. Aparte de que gravitacionalmente no hay NINGÚN efecto (como cualquier estudiante de primero de Física les podrá comprobar con poco esfuerzo), cuando esto suceda difícilmente estaremos presentes los actuales habitantes de la Tierra.
• MITO: Habrá cambios en los polos terrestres. REALIDAD: Ya ha habido cambios en el pasado. No son cambios drásticos (tardan casi un millón de años). Incluso el cambio de polaridad tampoco afecta, ya que este suceso, que tarda del orden de 5.000 años en darse, jamás deja a la Tierra desprotegida. Quien produce el campo magnético terrestre no es un gran imán, sino un fluido en rotación que aunque jamás deja de tener movimientos turbulentos, por lo que el campo magnético nunca es cero.
• MITO: Una ráfaga solar descomunal calcinará toda la vida en la Tierra. REALIDAD: Las eyecciones de masa coronal existen. Se trata de enormes burbujas de gas a altísimas temperaturas. La ventaja es que la distancia que nos separa del Sol es enorme. Si el Sol fuera un balón de basquetbol, la Tierra sería una bolita de 3mm y estarían separadas a todo lo largo de la cancha. Con esas proporciones y dado que las eyecciones solares no son colimadas, la energía por unidad de área que llega a la Tierra es mínima. Aún así los satélites “viejitos” pueden sufrir alguna afectación, pero esto nunca ha llegado a quemar a nadie.
• MITO: Un planeta gigante orbita la estrella de Barnard y visita periódicamente la Tierra causando destrucción. REALIDAD: No hay ninguna evidencia geológica que sustente tal afirmación. Astronómicamente, la estrella de Barnard efectivamente es la de mayor movimiento propio conocida y se encuentra muy cerca (a 5.9 años-luz). Sin embargo, su máximo acercamiento se realizará en el año 11,800 y estará a 3.85 años luz (unos 35 billones de kilómetros).
• MITO: El asteroide Apofis chocará contra la Tierra y nos extinguiremos como los dinosauros. REALIDAD: Apofis existe y la NASA lo considera un asteroide peligroso. Además, en diciembre de 2012 Apofis tendrá uno de sus máximos acercamientos a la Tierra, sin embargo aún estará a 15 millones de kilómetros. Considerando que su masa es de 5 milbillonésimas de la masa terrestre, el efecto gravitacional de Apofis sobre la Tierra y la posibilidad de un impacto son prácticamente nulos.
CONCLUSIONES: De lo que sabemos del Universo NO EXISTEN fuerzas destructivas acechándonos en una fecha específica. Y aunque las posibilidades de que sucedan eventos fortuitos catastróficos existen su probabilidad es muy baja. Como en muchas otras ocasiones, el mito del 2012 no es más que un intento de utilizar la ignorancia de muchos en beneficio de pocos.
Dr. Roberto Vázquez, investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Ensenada. Sus campos de investigación son la Astrofísica del medio interestelar y la Astrobiología. www.facebook.com/Dr.RVazquez
Fuente: Gaceta UNAM Ensenada, Número 10, Diciembre 2011, p. 5