El consejo de supervisores de San Francisco recientemente votó a favor de prohibir las Comidas Felices de McDonald’s (McDonald's Happy Meals) como son servidas actualmente en los restaurantes. Dicha medida hará de San Francisco la primera ciudad importante en el país en prohibir a los restaurantes ofrecer un juguete gratis con alimentos que contienen arriba de los niveles estándar de calorías, azúcar y grasa. La ordenanza también exigirá que los restaurantes proporcionen frutas y verduras con todos los alimentos para niños que contengan juguetes.
Justo después de la votación, la vocera de McDonald’s, Danya Proud, señaló, “Estamos extremadamente decepcionados de la decisión que se tomó hoy. No es lo que nuestros clientes quieren ni tampoco es algo que ellos hayan pedido”.
La prohibición, ya aprobada en una medida similar del Condado de Santa Clara, está programada para su entrada en vigor en diciembre. Los restaurantes podrán incluir un juguete con las comidas si los alimentos y la bebida en combinación contienen menos de 600 calorías y si menos del 35% de las calorías provienen de la grasa.
En semanas anteriores, la prohibición accionó un intenso debate entre los partidarios de la misma, quienes argumentan que ésta ayudará a proteger a los niños de la obesidad, y sus opositores, quienes la ven como el último ejemplo de la intención del gobierno de actuar como padre.
“La prohibición de San Francisco y Santa Clara contra las Comidas Felices es un mal uso de la facultad regulatoria del gobierno”, escribe Anthony Gregory, Analista Investigador en The Independent Institute de Oakland.
“Aunque vulgares, de mal gusto y fácilmente relacionadas con preocupaciones de salud pública, las Comidas Felices de McDonald’s (MCD, por sus iniciales en inglés) son parte de la cultura moderna estadounidense. Los padres ocasionalmente comprarán a sus hijos comida rápida, que a veces viene acompañada de un juguete, como lo son Cracker Jacks y algunas cajas de cereal.
No disculpo a una sociedad en la que los niños piden ansiosamente hamburguesas, papas fritas y bebidas endulzadas servidas en cajas que vienen acompañadas de juguetes fabricados en China.
Si los gobiernos piensan que hay una epidemia de salud, los funcionarios deberían terminar con los subsidios al maíz, el cual distorsiona la dieta estadounidense de la peor manera; arreglar los horribles programas de almuerzos escolares, y reflexionar sobre tener a los niños sentados en las aulas durante siete horas todos los días.
Sin embargo, las prohibiciones de las Comidas Felices implementadas por el gobierno son una seria advertencia contra la libertad estadounidense. Son un ataque contra los derechos de los padres, la infancia, el sentido común y la libre empresa”.
En respuesta a los puntos de Gregory, Stacey Folsom de Corporate Accountability International (Responsabilidad Empresarial Internacional) escribe que “Las acciones de San Francisco y Santa Clara no son prohibiciones. Son intervenciones de sentido común a favor de la salud que establecen lineamientos de nutrición para las comidas infantiles que se acompañan con juguetes gratuitos.
Estas acciones gubernamentales se ocupan de la crisis nacional de salud pública que cuesta más de $150 miles de millones en atención médica cada año. Durante mucho tiempo, la respuesta a esta epidemia ha sido destinar dólares de los contribuyentes en programas de educación nutrimental y actividades físicas, aunque se estaba dejando de atender la comercialización de alimentos chatarra que sofocan tan valiosas iniciativas”.
“Todos los días, atiendo a niños que sufren de condiciones relacionadas con su dieta, tales como presión arterial alta, apnea del sueño y pre-diabetes”, señala la Dra. Amy Beck, pediatra de la Universidad de California, San Francisco, quien estuvo entre los miles de residentes que apoyaron los esfuerzos locales para controlar la comercialización de comida rápida.