Han pasado cuarenta años desde que solo unos cuantos médicos voluntarios comenzaran la operación de una clínica de medio tiempo en una pequeña habitación en el segundo piso del Mercado La Luna en el pueblo Rutherford en el Valle de Napa. Era el año de 1972 y sin un hospital del condado o cuidado de salud básica proporcionada por el condado, los trabajadores de bajos ingresos de los viñedos no tenían a donde ir para recibir cuidados de salud a bajo costo.
Ahora, La Clínica Ole es un Centro de Salud Integral Certificado por la Federación que atiende a 25,000 pacientes, cuenta con 180 empleados, y ocho centros a través del Valle de Napa.
El pasado 21 de junio, diez vinicultores latinos sirvieron sus vinos en The War Memorial Green Room en San Francisco por Viña – un evento a beneficio del programa de la clínica, programa que ayuda a dar a conocer la clínica a los trabajadores del campo, organizado por el Fondo de Empoderamiento Económico. El programa opera con un presupuesto anual de $40,000 y permite a la organización llevar a cabo ferias de salud en los viñedos y casas de los trabajadores. Richard Ventura, presidente y CEO del Fondo de Empoderamiento Económico, mencionó que su misión es duplicar ese presupuesto cada año.
“Ese pequeño presupuesto permite que esta maravillosa organización haga cosas como la prevención y cuidado de la diabetes, manejo del colesterol, incluso traer a la CHP (Policía de Caminos de California) para mostrar cómo asegurar correctamente las sillas dentro del carro”, mencionó. “Ellos enseñan todos estos pequeños tips que dan valor agregado y de manera colectiva hacen una gran diferencia”.
La mitad de los pacientes de la clínica son los trabajadores del campo y sus familias, muchos de ellos padecen de diabetes, tienen problemas musculares, hipertensión, mareos y otras enfermedades. Además del cuidado primario y preventivo, la clínica ofrece diversos servicios bilingües desde el manejo de casos pre-natales, servicios de ginecología y obstetricia, hasta servicios dentales en una clínica ‘hermana’.
“Esta noche es un círculo completo: para hacer un buen producto, la gente que ayuda a hacerlo tiene que estar saludable. Como dueño de negocio, sin nuestros empleados no seríamos nada”, mencionó Everardo Robledo, CFO de Robledo Family Winery.
Reynaldo Robledo, padre de Everardo llegó a los Estados Unidos para trabajar en el campo dentro del programa bracero, y construyó el viñedo familiar y la compañía de administración de viñedos después de trabajar muy duro dentro de la industria. “Cuando era niño íbamos a una clínica, lo que realmente ayudó a mis padres porque éramos una familia muy grande. Ahora, algunos de nuestros trabajadores van o han ido a la clínica. Significa muchísimo para nosotros que haya una institución que ofrezca cuidado de salud a los trabajadores de la industria”.
Robledo explicó que muchos de los vinicultores latinos en el evento no están muy lejos de haber trabajado en el campo cultivando uvas, y reconoció el trabajo del campo como la espina dorsal de la industria. “Muchos de nosotros hemos iniciado desde abajo, y puesto nuestro tiempo en los campos. Hemos hecho de todo”, mencionó. Tal es el caso de Rolando herrera de Mi Sueño Winery. Herrera llegó del estado mexicano de Michoacán, y comenzó su vida en la industria del vino como lavaplatos. Herrera fue escalando y de cocinero pasó a ser peón para posteriormente convertirse en el experto de la bodega de vinos, y realizó diversas cosas dentro de la vitivinicultura en el valle antes de que iniciara su producción de 200 cajas de chardonnay. “Ahora producimos 10,000 cajas, y hemos servido tres diferentes vinos en la Casa Blanca”, mencionó Tom Bracamontes, Director de Ventas y Mercadeo.
Mi Sueño Winery y Robledo Family Winery son dos de los trece viñedos que han dado vida a una nueva alianza llamada Napa Valley Mexican-American Vintners Association (NVMAVA), una organización sin fines de lucro cuya misión es promover los vinos de los condados de Napa y Sonoma producidos por los vinicultores méxico-americanos, y promover y apoyar las contribuciones de los méxico-americanos a la industria del vino.
La asociación llevará a cabo el 18 de agosto su segundo evento anual, una celebración de comida y vino. Hugo Maldonado, productor de vino y dueño de Maldonado Vineyards, mencionó que la asociación trata también de nutrir a la generación de jóvenes méxico-americanos en el valle para que busquen carreras dentro del cultivo y la producción de vino. “Queremos ser un recurso para los jóvenes dentro de la industria”, mencionó. “Queremos que la generación de jóvenes sepa que hay algo más allá de solo trabajar en los campos. Que ellos pueden hacer más – si nosotros podemos hacerlo, ellos también pueden”.