Martha Barahona quiere cambiar la dieta de su comunidad, con un jardín trasero a la vez.
"Me encanta la tecnología, pero no puedo comer computadoras", dice Barahona, quien vive y trabaja en Silicon Valley. "Aquí tenemos el clima perfecto para sembrar todo, ¿por qué no aprovechamos?".
ace siete años, la residente de San Jose, inmigrante de El Salvador, se unió a La Mesa Verde, un proyecto que ayuda a las familias de bajos ingresos a construir huertos en los jardines traseros de sus casas. Ella dice que estaba sufriendo de depresión clínica y otros problemas de salud y "quería hacer algo por mí misma".
Ahora, además de contar con un jardín propio, Barahona trabaja para traer comida fresca a más familias de inmigrantes mediante talleres y organizando a los miembros de la comunidad en torno a cuestiones de política local.
La Mesa Verde es parte de un creciente grupo de organizaciones del Silicon Valley que buscan conectar a los residentes con las raíces agrícolas de la región y ampliar el acceso a alimentos frescos y saludables.
Mientras que el Silicon Valley es conocido por la creación de tecnología de vanguardia y la riqueza que viene con ella, barrios pobres como East San Jose tienen algunas de las más altas inequidades en el Área de la Bahía. Los niños de bajos ingresos en el Condado de Santa Clara tienen un 60 por ciento más probabilidades de tener sobrepeso que sus compañeros. Las enfermedades del corazón y la diabetes también están creciendo, con grandes disparidades entre los residentes de bajos ingresos y no blancos del condado.
Jamie Chen, director de La Mesa Verde, dice que muchas familias buscan sus programas de jardinería precisamente porque tienen problemas de salud, incluyendo diabetes, obesidad y cáncer.
El movimiento para cultivar alimentos frescos en los jardines traseros y espacios públicos de la ciudad – y mejorar la salud de la comunidad en el proceso – está siendo impulsado en parte por la Medida Q del 2014, un impuesto de 15 años a la propiedad que genera fondos para proyectos de conservación de tierras. El Departamento de Espacios Abiertos del Valle de Santa Clara (SCVOSA), distrito especial independiente responsable de la implementación de la Medida Q, ha dedicado hasta una cuarta parte de los fondos para proyectos en áreas urbanas, a través de un programa de subvenciones Urban Open Space.
"Hemos escuchado de la comunidad y los residentes que los jardines comunitarios y los jardines urbanos están en gran demanda y son una gran manera de conectarse con la naturaleza", dice Marc Landgraf, Director de Asuntos Externos de SCVOSA, quien señaló que casi el 90 por ciento de los votantes apoyaron la medida.
¿La mayor barrera en el Silicon Valley con su rápido desarrollo? Tierra disponible.
El pasado otoño, la Junta de Supervisores del Condado aprobó una poderosa herramienta, la Zona de Incentivos para la Agricultura Urbana (UAIZ), que daría a los propietarios una exención fiscal por comprometer sus tierras para la producción de alimentos. Ciudades vecinas como San Francisco y Sacramento ya tienen implementados programas similares.
Mientras que hasta 600 sitios en San Jose pueden ser elegibles para el incentivo, el Concejo Municipal debe adoptar la medida para que los dueños de tierras remitan su solicitud. Se espera que el Consejo vote sobre la adopción de la ordenanza el próximo mes.
Los líderes de la agricultura urbana coinciden en que su movimiento conecta a las personas con sus raíces, no sólo con las del Valle de Santa Clara, que alguna vez fueron algunas de las tierras agrícolas más productivas del condado, sino también de los países de origen de muchos residentes inmigrantes.
"Muchas familias traen consigo una profunda tradición de agricultura y conexión con la tierra", dice Hill. "Aprendemos de nuestros vecinos, todo el tiempo".
Este artículo es parte de un proyecto en colaboración con la Autoridad de Espacios Abiertos del Valle de Santa Clara para aumentar la conciencia de los problemas de conservación de la tierra en el Sur del Área de la Bahía.