Berenice Serrano de Oakland abrió su primer negocio en febrero pasado. La madre de familia casada de 25 años, con dos hijos opera Unique Artisan Ice Cream en Hayward.
Originaria de Puebla, México, Serrano llegó a los Estados Unidos cuando tenía cuatro años. Antes de asumir el compromiso económico de abrir su nevería, Serrano hacia helados para familiares y vecinos y para fiestas y eventos. También vendía sus helados en los tianguis. El negocio iba bien y decidió expandirse y rentar un lugar en Hayward, cerca de Cal State University. Esperaba que los universitarios y profesores vinieran a la nevería a disfrutar de los helados, postres de fruta y café.
En diciembre de 2019, Serrano firmó un contrato de arrendamiento por cinco años e inició operaciones el 22 de febrero.
“Tenía confianza en el negocio, sabía que iba a ser difícil al principio porque era un negocio nuevo”, dijo Serrano.
Cuando comenzó la orden de quedarse en casa en marzo, las cosas cambiaron drásticamente para Serrano.
“No vendía nada, tuvimos que cerrar”, dice Serrano. “Todo estaba cerrado, la gente tenía miedo de salir”.
Después de un tiempo, pudo abrir durante un horario limitado, pero apenas vendía ya que la orden de quedarse en casa estaba vigente.
“Estaba abriendo durante cinco horas, de las 3:00 p.m. hasta las 8:00 p.m., pero nadie venía ni llamaba para comprar un helado. Todo mi dinero estaba invertido aquí y las facturas del negocio seguían llegando".
Cuando la orden de quedarse en casa estaba vigente, mi esposo no podía trabajar, nos quedamos atrapados. Tuve que pedir ayuda económica a mis padres".
Serrano solicitó un préstamo comercial a través de la SBA, pero fue rechazada debido a su estatus de DACA.
Antes de la pandemia de COVID-19, los propietarios de pequeñas empresas hispanas eran el grupo de empresarios de más rápido crecimiento en los EE. UU. Durante la última década, el número de propietarios de empresas hispanas creció un 34 por ciento, en comparación con el uno por ciento de todos los propietarios de empresas del país.
Antes de la pandemia de COVID-19, nunca había habido más hispanos dentro de la fuerza laboral, según informes del Departamento de Trabajo. La tasa de desempleo para los hispanos alcanzó un mínimo histórico de 3.9%.
Ubicado en el boulevard de la International en Oakland, La Frontera Mexican Restaurant es otro negocio nuevo que abrió justo antes de la orden de quedarse en casa de COVID.
La especialidad de La Frontera es la quesabirria, un taco relleno de birria de res y queso fundido dentro de una crujiente tortilla de maíz.
El propietario Valentino Carrillo abrió su restaurante el 2 de febrero.
“Desde el principio estuvimos muy ocupados”, dice Carillo, quien es una persona con experiencia en los negocios.
En marzo, cerró el restaurante durante una semana, desde entonces ha experimentado un crecimiento saludable.
“Hemos crecido a través de la situación de COVID”, afirma Carillo, señalando que ha pasado de cuatro empleados en ese entonces a catorce ahora.
Al hablar con otros empresarios hispanos locales, Carillo dice que muchos de ellos están luchando con la tecnología necesaria para competir en la situación actual.
Además de mantenerse activo en las redes sociales para su restaurante y discoteca, Carillo desarrolló una aplicación y una plataforma de pedidos en línea en lugar de depender de servicios de entrega como Doordash.
“Ha sido muy bueno para nosotros porque no tenemos que pagar todas esas tarifas”, dice.
La Frontera también fue uno de los primeros restaurantes en Oakland en postularse para el programa Flex Streets de la ciudad, que tiene como objetivo apoyar la recuperación económica al facilitar que los minoristas, restaurantes y otras empresas permitidas usen porciones más grandes de aceras, carriles de estacionamiento y calles.
Carillo ha comenzado la construcción de un patio para los comensales frente a su restaurante.
En contraste con lo que ve de otros dueños de negocios en Oakland, Carillo dice, “Estoy completamente tranquilo, las cosas van bien. Y seguimos creciendo".
De regreso en Hayward, Serrano dice que su nevería sigue abierta y le va mejor.
“La comunidad realmente me ha ayudado en los momentos más difíciles”, dice Serrano. “Espero que siga mejorando. Es fabuloso que ahora al menos pueda pagar mis facturas y el arrendamiento".
La joven empresaria ha realizado muchos cambios en su negocio en respuesta a la situación de COVID y a las preferencias de los clientes.
“Cambié mis sabores de helado a lo que quería la comunidad local”, menciona. “Y probamos Uber Eats y otros socios de entrega. Creo que, si puedo sobrevivir este año, será un buen negocio".
Con respecto a las futuras medidas de bloqueo, Serrano dice, “Es tan impredecible, las cosas suceden tan al azar. Es algo abrumador".