En 20 años el país tendrá muchas más personas jubiladas en proporción a la población. Por tanto, la población sufrirá de altas tasas de enfermedades crónicas como la diabetes y cáncer. Si existiera una opción pública de seguro médico, el costo que implicaría pagar estas cuentas sería una carga intolerable impuesta al grupo cada vez más reducido de contribuyentes estadounidenses económicamente activos.
Los costos del tratamiento de enfermedades crónicas
ya pesan mucho al sector salud. Cerca de la mitad de los estadounidenses sufren de una o más enfermedades crónicas (de larga duración). Regularmente, éstas son sólo tratables mas no curables y vienen con un gran precio a pagar.De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sis siglas en inglés), el 75% de cada dólar invertido en atención médica se destina al tratamiento de pacientes con una o más condiciones crónicas, dicho porcentaje se eleva a un 96% con respecto a los programas públicos. Estos costos aumentarán masivamente en los próximos 30 años.
El control de la diabetes requiere monitoreo y medicamentos costosos de por vida para el paciente. Un tercio de los niños nacidos en el 2000 desarrollará diabetes.
La obesidad es otro presagio de problemas en un futuro para la atención médica de los Estados Unidos: el 67% de los estadounidenses son oficialmente obesos; con un aumento alarmante en niños y adolescentes.
El Instituto Milken pronostica que para el 2015, el 75% de los estadounidenses serán obesos, lo que contribuirá significativamente al aumento de enfermedades crónicas tales como las enfermedades cardíacas, infartos, diabetes y falla renal.
De acuerdo con la Universidad Emory, el incremento de las tasas de obesidad es responsable de cerca de un tercio del incremento en los costos de atención médica desde mediados de la década de los años 80.
El debate actual sobre la reforma en materia de atención médica simplemente no toma en cuenta los aumentos exorbitantes en los costos de una población que envejece. En el 2000, Estados Unidos tenía 4.6 trabajadores por cada persona jubilada. Para el año 2040, esa cifra se desplomará a sólo 2.6.
Se les pedirá a estos pocos trabajadores que paguen los compromisos pendientes de Medicare y Medicaid, además de la opción de seguro público propuesta por el Presidente Obama, en nombre de una sociedad que envejece y enferma cada vez más. Esto no es sustentable.
Las decisiones finales con respecto a una renovación en materia médica dependen del Congreso de los Estados Unidos. Una sexta parte de la economía de la nación se decidirá sin hacer referencia a los grandes cambios en las enfermedades y la población que harán de Estados Unidos un país muy diferente al que conocemos hoy en día.
Al incrementar el papel del gobierno en materia de salud, la opción pública propuesta hará del sistema sanitario uno menos flexible e innovador, lo opuesto a lo que se necesita para adaptarse a estos cambios demográficos y epidemiológicos imparables.
No serán los votantes de hoy lo que pagarán por este error. Lo pagarán sus hijos y sus nietos.