Maida P. Ferraes y Dago Valdez se unieron a la U.S. Navy una vez terminada la preparatoria, sin embargo sus experiencias militares hasta ahora han sido muy diferentes. Ferraes, de 25 años, está instalada en San Jose y ha servido es zonas de combate en Irak. En los 23 años en la marina, Valdez ha
servido en numerosas zonas de no combate y ha sido enviado a muchos lugares alrededor del país, Europa y Asia.
Mientras que las noticias que cubren la guerra en Irak están enfocadas en el combate militar y político, las historias de las personas comunes que pertenecen a las fuerzas armadas son mayormente ignoradas. Personas como Ferraes y Valdez escogieron el ejército por razones comunes y prácticas: independencia personal, trabajo, educación y oportunidades de viajar.
Ferraes es la primera y única persona de su familia sirviendo en el ejército. “Mis amigos no pensaban que yo era buena para esto, pero mi familia lo tomó como algo positivo porque ellos sabían que yo quería salir de casa y tratar cosas diferentes,” dice ella. Sus padres vieron como algo positivo los beneficios, especialmente que los gastos del colegio serían cubiertos. El apoyo de su mamá hacia su carrera militar terminó cuando la guerra en Irak comenzó. “Ella no quería que yo fuera (a Irak) y le tuve que mentir cuando fuí - nunca le dije que fuí sino hasta que regresé,” ella dice.
Ferraes no ofrece su punto de vista sobre la intervención de EU en Irak, sin embargo ella tiene claro el tema del apoyo público. “Nosotros estabamos ahí para apoyar a las tropas, los residentes y la policía iraquí, para apoyar todo ahí,” dice ella. “Servimos en misiones humanitarias para los residentes locales, dándoles suministros, haciéndoles exámenes médicos, y construyendo edificios para escuelas. Esa es la parte que los medios no dan a conocer,” dice ella. “Ellos sólo hablan sobre si vamos a pelear o matar, o si todas nuestras familias piensan que vamos a morir. Eso no nos ayuda,” ella afirma.
Dago Valdez está instalado en el Centro de la Reserva Naval de Alameda. El nació y creció en un pequeño pueblo de Texas, por lo cual estaba ansioso de ver el mundo. “Yo sabía que había algo más que ese pequeño pueblo. Fue entonces que empecé a investigar sobre las oportunidades en el ejército militar,” menciona.
La educación y los viajes fueron las principales atracciones para Valdez, quien recibió su diploma universitario con la asistencia del ejército naval. El pudo completar su carrera mientras trabajaba tiempo completo como civil en compañías de alta tecnología en Silicon Valley.
De acuerdo a Valdez, el personal del ejército naval es menos propenso a estar cerca del área de combate, a diferencia de otros departamentos del ejército. “Sólo que estes dentro de las fuerzas especiales u otras áreas, no es muy probable que estes en combate,” él dice. “Setenta y cinco por ciento de los trabajos en el ejército naval son en barcos instalados en diferentes partes del mundo,” añade. Personal del Centro de la Reserva Naval de Alameda han ido a Irak como voluntarios. Valdez dice que él habla con ellos cuando regresan y ellos admiten que es muy duro, especialmente el estar lejos de sus familias.
Con una mezcla de recompensas personales y sacrificios, parece que muchos miembros del ejército separan su punto de vista de su trabajo o carrera y el enorme rol que ellos juegan en la política exterior de EU. En la siguiente edición de Visión Hispana continuaremos con un artículo enfocado en sus puntos de vista –del personal militar– del rol militar de Estados Unidos en el mundo.