Juzgué el podcast de Gavin Newsom antes de escucharlo. Entonces me di cuenta de que yo era parte del problema.
El nuevo podcast del gobernador de California, donde se distanciaba de los demócratas en el tema de los derechos de las personas trans, desató una polémica mediática y generó diversas opiniones entre los californianos.   Cuando vi los titulares s...
It’s costing California more than expected to provide immigrant health care. Is coverage at risk?
California is spending more than it expected on Medi-Cal and Republican lawmakers are pointing to coverage expansions that benefited immigrant households.   The California health care program that covers almost 15 million people is costing more m...
I judged Gavin Newsom’s podcast before listening. Then I realized I was part of the problem
The California governor’s new podcast, where he broke with Democrats on trans rights, triggered a media firestorm and evoked a variety of opinions from Californians.   When I saw the headlines about Gov. Gavin Newsom’s new podcast, “This is Gavi...
Dar atención médica a inmigrantes le está costando a California más de lo previsto. ¿Está en riesgo la cobertura?
California está gastando más de lo esperado en Medi-Cal y los legisladores republicanos están señalando expansiones de cobertura que beneficiaron a los hogares inmigrantes.   El programa de atención médica de California, que cubre a casi 15 millo...
Perspectivas y Experiencias de los Latinos sobre el Idioma Español
Si bien la mayoría de los latinos en EE.UU. hablan español, no todos lo hacen. El 24 por ciento de todos los adultos latinos dicen que solo pueden mantener un poco o nada una conversación en español.   Más de la mitad de los latinos en EE.UU. que...

El plan de estímulo económico de Obama no funcionará

Information
31 January 2009 Dominick T. Armentano Print Email

El Presidente Barack Obama y su equipo económico han convencido al Congreso de que gastando arriba de (más o menos) 1 billón de dólares (trillón en inglés) de los impuestos acortarán la recesión. Una buena parte del gasto será en proyectos de obras públicas e

infraestructura que apuntan a crear (o salvar) varios millones de empleos. Parte del gasto será en la forma de subvenciones a los gobiernos estatales para evitar recortes en la educación y los servicios médicos. Y una parte más pequeña (y laudable) del programa proporciona alivio impositivo a algunos individuos y corporaciones.

Pese a que algunos economistas apoyaron los salvatajes de los bancos y la industria automotriz y a pesar de que muchos más apoyan un importante paquete de estímulo federal, este economista sostiene que ambas medidas son contraproducentes. Ambas son proclives a prolongar la crisis económica, no a acortarla.

Esto puede parecer duro pero la cura definitiva para una recesión es la recesión. Las recesiones son necesarias para limpiar malas inversiones. Los precios en descenso les permiten a los consumidores adquirir más fácilmente los productos (casa, autos) que tienen un exceso de oferta; los inventarios son reducidos y la oferta y la demanda son puestas en equilibrio. Y las ganancias declinantes eliminan a las empresas y gerentes que han invertido deficientemente durante el auge; la quiebra permite que los recursos fluyan hacia las áreas más rentables de la economía. Una recuperación sustentable es ahora posible.

Debería ser obvio que los rescates hechos al azar pueden producir un corto circuito en el proceso de recuperación al apuntalar a empresas que se desempeñan pobremente y al desacelerar la reasignación de recursos. Con decenas de miles de millones (billones en ingles) en ganancias pérdidas, General Motors y Chrysler han demostrado una vasta ineficiencia; sin embargo, los rescates de los contribuyentes preservarán su pobre administración y el alto costo de los empleos sindicalizados.

Los argumentos a favor de rescatar a los despilfarradores gobiernos estatales o de gastos adicionales en infraestructura son igualmente defectuosos. Sus simpatizantes constantemente arguyen que “dado que los consumidores no gastarán, los gobiernos deben gastar (para crear más empleos)”. Y dado que se sostiene que existen vastas necesidades del sector público no satisfechas, qué mejor momento para emprender una importante construcción de carreteras o ayudar a los gobiernos estatales a financiar programas tales como el Medicaid.

En teoría, el dinero para financiar el estímulo tendrá que provenir de ya sea un masivo endeudamiento federal, incrementos sustanciales en los impuestos o pura inflación monetaria por parte de la Reserva Federal. Pero nada de esto puede remotamente promover la recuperación en el sector privado de la economía. Todo lo que hará es sustituir a algunos de los empleos del sector privado/público en una parte de la economía por otros empleos en el sector privado/público en otra parte de la economía.

El gasto público en importantes proyectos de infraestructura para combatir la recesión es especialmente problemático. Los que apoyan a las obras públicas asumen de manera automática que el actual aumento del desempleo proporciona un vasto ejército de trabajadores para ocupar los nuevos empleos. No tan rápido.

Los trabajadores desocupados con niveles de habilidad vastamente distintos se encuentran desparramados desigualmente por toda la economía. Además, estos proyectos requieren de tiempos de espera extremadamente largos (a veces varios años de permisos y planificación) y es improbable que se inicien lo suficientemente pronto como para tener algún efecto de corto plazo.

La experiencia de la década de 1930 resulta instructiva. Aún cuando el gasto del gobierno federal se incrementó de 9,800 millones de dólares en 1934 a 14,200 millones de dólares en 1940 (billones en inglés), la tasa de desocupación en 1940 era todavía de un asombroso 14.6%. Un incremento del 45% en el gasto del New Deal en seis años no terminó con la Depresión.

Contrariamente al economista Paul Krugman y a otros, el gobierno federal no puede sacarnos de nuestro atolladero económico a través del gasto. Lo mejor que el gobierno puede hacer es no empeorar las cosas. No precisamos más rescates de las corporaciones o de los estados y no necesitaremos de vastos programas de obras públicas que cuesten varios cientos de miles de millones. Precisamos un gasto privado y público más prudente, impuestos más bajos sobre el ingreso y la inversión y una política monetaria responsable de la Reserva Federal. Y aún necesitamos precios más bajos y bancarrotas para finalmente corregir los errores del periodo de auge.

Dominick T. Armentano es Profesor Emérito en Economía en la University of Hartford (Connecticut) e Investigador Asociado en The Independent Institute en Oakland, California. Es autor de Antitrust & Monopoly (Independent Institute, 1998).