Hace, sólo, una década el mercado de viviendas en California cayó, lo cual resultó en ejecuciones hipotecarias masivas y en descensos dramáticos con respecto al valor del hogar. Hoy enfrentamos otro problema – la severa escasez de hogares.
No hay suficientes casas. La cantidad es baja, la demanda es alta y los precios de los hogares continúan en ascenso. De hecho, los precios de las viviendas en California son tan altos que las familias de mediano y bajos ingresos son incapaces de comprar hogares por estos precios.
El precio promedio de un hogar en California de $450.000 es lo doble del promedio nacional.
Para poder satisfacer la demanda de viviendas y hacer que hogares sean más asequibles, las constructoras de California tendrán que construir millones de hogares nuevos – un millón, solamente, en Los Angeles – únicamente para estar al día. Y será difícil mantenerlo con las regulaciones ambientales ultra estrictas de California que continúan interponiéndose en el camino.
En estos momentos, hay pocos incentivos para que las constructoras construyan hogares, la excesiva regulación lo ha hecho demasiado caro. Para construir un hogar, uno debe navegar un laberinto burocrático y seguir una capa de reglas. Las constructoras están siendo forzadas a subir el precio de los hogares, lo cual resulta en una reducción en el número de personas capaces de comprar el producto final.
Hay reportes, hasta de doctores ganando $250.000 al año, que están luchando a para encontrar hogares en el área de la Bahía. Eso no es una buena señal para los californianos que ganan menos.
Los que ya han comprador hogar están en buena posición. Los precios de los hogares continuarán viendo incrementos. Pero asumo que usted tiene amigos y familia a los que les gustaría tener su propio hogar algún día. Si no han comprado casa todavía o están en búsqueda de un lugar para rentar, podrán encontrarse con la incapacidad de pagar el precio del mercado.
Los legisladores liberales del estado que intentan solucionar el asunto solamente han podido encontrar soluciones temporales para el “problema de asequibilidad.” Hasta el momento lo que ha sido sugerido es que el estado subsidie fuertemente unos pocos programas de viviendas de bajos recursos. Esta política está muy alejada de la realidad. Limitan las opciones de vivienda, sofocan las oportunidades y son un gasto del dinero de los contribuyentes de impuestos.
La solución real es remover restricciones no razonables sobre la construcción de hogares, mientras se mantienen las lecciones que se aprendieron en pasadas crisis de viviendas. California agobia a las constructoras al poner barreras sofocantes con las regulaciones ambientales. Pero la legislatura no tiene problema para evitar la Ley de Calidad Ambiental de California (California Environmental Quality Act en inglés) para adelantar los planes de un complejo para construir un estadio en Los Angeles en 2009. Las personas necesitan hogares más de lo que necesitan un lugar para ver un partido de fútbol americano.
Y si el ambiente en verdad es una prioridad, legisladores deberían examinar un reporte de la Oficina de Analistas Legislativa no partidista sobre el costo alto de viviendas. El estudio encontró que californianos que viven cerca de la costa son forzados a manejar 10 por ciento más lejos por su inhabilidad de poder vivir en una ciudad como San Francisco por el costo.
Eso es mucho más bióxido de carbono de los autos adicionales en la carretera.
Los problemas de viviendas asequibles en California son sólo otro ejemplo del gobierno involucrándose donde no le pertenece, y ausente donde si es necesario. Si el estado no reduce las restricciones a las constructoras para aumentar la cantidad de viviendas, o crea un plan que involucra más que viviendas subsidiadas para las personas de bajos ingresos, las rentas y precios de viviendas sólo continuarán aumentando.
Y eso es malo para todos los californianos.
George Runner es miembro elegido del California State Board of Equalization.