Mexicanos solicitan asilo político a fin de escapar de la violencia ---
El número de mexicanos escapando de la violencia de los carteles de drogas en México y buscando asilo en EE.UU. está creciendo rápidamente. De acuerdo el Departamento de Seguridad Nacional, más de 23.000 mexicanos solicitaron asilo político durante los primeros nueve meses de este año. El número actual de solicitudes de asilo es aproximadamente cuatro veces más del número de solicitudes hechas en 2009. De acuerdo a grupos de inmigrantes y derechos humanos, el gran incremento en las solicitudes para entrar a los EE.UU. está motivado por el crecimiento de la violencia de los carteles en contra de los residentes ordinarios en pueblos y aldeas.
Quienes solicitan asilo reportan la violencia que ha cobrado la vida de abuelas, niños, tías, tíos, madres y padres. Ellos dicen que quieren un estatus de asilo debido a que tienen miedo de que ellos también se conviertan en víctimas. Los cuerpos sin vida de una mujer embarazada, su esposo y hermana fueron recientemente colgados del letrero de bienvenida del pueblo Limón de la Luna en Michoacán. La gente local dice que las muertes fueron cometidas por miembros del cartel de drogas Caballeros Templarios, quienes controlan casi todo el estado.
Antonio Chávez, dueño de una tienda de abarrotes, decidió que ya no podía estar más en su pueblo. El sindicato de narcóticos es dueño y extorsiona virtualmente cada aspecto de la vida en el pueblo La Ruana, en donde Chávez, de 47 años, fue amenazado de muerte si no paga $150 mensuales.
"No iba a sobrevivir un año ahí”, menciona Chávez, quien ahora vive en el Condado de Los Ángeles.
Chávez es uno de los poco afortunados.
“Es altamente improbable que si solicitas y vas a las cortes serás aceptado – es muy difícil obtener asilo”, menciona Andrew Bogrand de Refugee Transitions, una organización del Área de la Bahía que asiste a familias de refugiados e inmigrantes a que sean auto suficientes en los EE.UU. al ayudarles a aprender el idioma, encontrar trabajo y desarrollar habilidades académicas.
Desde su oficina en San Francisco, Bogrand menciona que, “Hay una tendencia de refugiados huyendo de la violencia. Hemos notado un número de solicitantes de asilo – algunos de México, muchos más de Guatemala”.
Bogrand explica que los solicitantes de asilo presentan su propio caso de manera individual, mientras que un refugiado es un estatus diferente. De los 1,300 clientes que Refugee Transitions tiene en el Área de la Bahía, cerca del ochenta por ciento son refugiados, el cual es un estatus otorgado únicamente por las Naciones Unidas (U.N., por sus siglas en ingles).
Más del noventa por ciento de las solicitudes de mexicanos buscando asilo son negados por los jueces de inmigración quienes deben de apegarse a estrictos estándares legales en un proceso que puede tomar meses o años. Los solicitantes deberán de presentar de manera creíble que tienen miedo de ser perseguidos debido a la raza, religión, nacionalidad o por ser miembros de un grupo social.
“Esta gente no cuenta con una demanda legítima”, menciona Peter Nunez, ex Procurador de los Estados Unidos en San Diego. “Ellos no son perseguidos por su gobierno. Deberían buscar la ayuda de las autoridades por sus demandas de seguridad pública. No es el papel del gobierno estadounidense hacer lo que el gobierno mexicano no puede”.
Bogrand confirma esta desafortunada realidad. “No hay una crisis de refugiados en México que sea reconocida por las U.N.”.
“Hay mucha gente aquí en los EE.UU. quienes se sienten amenazados pero que no calificarían como refugiados como es definido por las U.N.”, agrega.
Después de solicitar asilo, muchos de los mexicanos son encarcelados en centros federales de detención, en donde esperan su llamado a la corte. Algunos de ellos permanecen detenidos debido a que tienen un record criminal. Algunos otros no hay quien pague la fianza en los EE.UU., y muchos más permanecen en custodia. Hay 31.800 detenidos en más de 257 centros federales en todo el país, detenidos por una variedad de casos de inmigración, de acuerdo a datos recientes del Foro Nacional de Inmigración.
Sonia Montes, de 27 años, salió de Michoacán hace tres meses con su esposo e hijos. “Ya no puedes vivir ahí. No hay trabajo, no hay manera de sobrevivir”, menciona.
Sonia y sus niños fueron detenidos por dos días en un centro federal de detención y después fue dejada en libertad con sus niños y espera una audiencia de asilo en enero. Su esposo no fue dejado en libertad y regresó a La Ruana.
Bogrand explica que la gente que exitosamente recibe asilo muchas veces tendrá que probar en el futuro que aun están en peligro si regresan a su país de origen.
“Si inmigración cree que puedes regresar seguro, tendrás que regresar”, menciona. “No es permanente – tienes que probar que aun estarás en peligro”.