El Dr. Roberto Treviño se cansó de “esperar a que personas diabéticas de 40 años e incluso más grandes llegaran a la clínica quedándose ciegos y perdiendo sus extremidades”.
Así que en 1994 creó Bienestar, un programa educativo de prevención de la diabetes que fomenta la salud física y la comida saludable.
Hoy en día, 27 distritos escolares de Texas, muchos provenientes de las áreas latinas de bajos ingresos, utilizan Bienestar para ayudar a 150,000 estudiantes en las escuelas primarias y secundarias.
“Sentí que alguien tenía que llegar a esas poblaciones pobres, extenderles la mano y empezar a cambiar el comportamiento a una edad temprana”, señaló el Dr. Treviño, quien se encuentra a cargo del Centro de Investigación Social y de Salud de San Antonio, una organización no lucrativa cuyo objetivo es prevenir el desarrollo de la diabetes y la obesidad en comunidades y escuelas.
Cerca del 91 por ciento de todas las causas de la diabetes tipo 2 se atribuyen a una dieta saturada en grasas y azúcar, baja ingesta de fibra, escasa actividad física y sobrepeso, de acuerdo con un estudio publicado por el Diario de Medicina de Nueva Inglaterra (New England Journal of Medicine).
“Los estudiantes que participan en el programa Bienestar han reportado niveles más altos de ingesta de fibra y salud física y como resultado de esto han disminuido sus niveles de glucosa en la sangre”, comentó el Dr. Treviño. Resultados como esos, que fueron publicados en los Archivos de Pediatría (Archives of Pediatrics) en el 2004, llevaron al desarrollo de Bienestar como un currículo de salud escolar aprobado y coordinado por la Oficina de Educación de Texas que ahora es utilizado a lo largo del estado.
El último descubrimiento del programa es sorprendente – los niños que sufren de sobrepeso no necesariamente están comiendo en exceso. Ese nuevo estudio, publicado en noviembre del 2008 en el Diario de la Asociación Dietética Americana (Journal of the American Dietetic Association), descubrió que cerca de un terció de los estudiantes que cursan el cuarto grado, principalmente provenientes de familias latinas de bajos recursos que fueron encuestadas a través del programa Bienestar, eran obesos y altamente sedentarios. Pero 44 por ciento de estos niños consumían mucho menos calorías que las pautas mínimas, y gran parte del otro 56 por ciento se encontraban dentro de las pautas de consumo recomendado de calorías.
“Significa que lo que están comiendo esos niños no es muy nutritivo, tal como alimentos altos en grasas saturadas y azúcar, y alimentos que no cuentan con los nutrientes esenciales como magnesio, calcio, fósforo y potasio”, comentó el Doctor Treviño.
Una combinación de niveles bajos de actividad física y comida poco nutritiva significa que, incluso cuando los niños estén consumiendo el número recomendado de calorías diarias, su salud podría estar aún en riesgo, concluyeron los investigadores.
En la actualidad, el Dr. Treviño y su equipo están trabajando, a través de Bienestar, para promover alimentos ricos en calcio (leche, yogurt, queso, alubias, almendras, brócoli, naranjas y espinaca), alimentos ricos en fósforo (frijoles cocidos, pan de trigo integral, naranjas, coliflor y jamón), alimentos ricos en potasio (camotes, alubias, yogurt, atún, plátanos, espinaca, duraznos, leche y calabaza) y alimentos ricos en magnesio (salvado de trigo, avena, espinaca, plátanos, nueces diversas, pollo y pavo).
El Dr. Treviño también está trabajando para expandir el programa Bienestar a las escuelas de México. “No existe un límite para los beneficios que este programa puede tener”, señaló.