Aumento de enfermedades venéreas entre jóvenes

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15 March 2008 Visión Hispana Print Email

Aproximadamente 3.2 millones de adolescentes en Estados Unidos padece una enfermedad de transmisión sexual afirma una investigación de los Centros de Control y Prevencion de Enfermedades de Estados Unidos.

Una de cada cuatro jóvenes de entre 14 y 19 años en el país está contagiada con al menos una de las tantas infecciones de transmisión sexual, dándose mayormente esta incidencia en jóvenes de raza negra y mexico-estadounidenses.

 

El estudio, presentado durante la Conferencia Nacional de Enfermedades de Transmisión Sexual en Chicago, es el primero que investiga la prevalencia de estos trastornos entre niñas adolescentes.

Los investigadores encontraron que entre las jóvenes que padecían alguna enfermedad sexual, el 15 % padecían más de una de esas infecciones.
Sin embargo los investigadores creen que la prevalencia podría ser más alta ya que otras enfermedades sexuales, en especial la sífilis, VIH y gonorrea no fueron incluidas en el análisis.

La prevalencia de estas enfermedades se presentó en un 48 por ciento en las adolescentes negras, mientras que las jóvenes blancas y las mexicano-estadounidenses tuvieron 20 por ciento de prevalencia de contagios.

Aunque el estudio incluyó a otras poblaciones Latinas, los números no fueron lo suficientemente grandes como para incluirlos en la tendencia.
Los autores del estudio se mostraron alarmados con el resultado de esta encuesta ya que estas infecciones pueden conducir a esterilidad y cáncer a los adolescentes.

Asimismo el estudio muestra que la enfermedad sexualmente transmitida más común entre las jóvenes norteamericanas es el papiloma virus.
Esta infección, que se propaga principalmente por el contacto genital, está asociada al cáncer de cuello uterino y también puede causar verrugas genitales.
Otro de los resultados de la encuesta fue el contagio con clamidia, por lo que recomendaron que una vez al año se sometan a un análisis de clamidia si es que son sexualmente activas.

El problema, afirman los expertos, es que los programas de prevención de enfermedades sexuales no se utilizan adecuadamente porque las niñas y adolescentes no piensan que están en riesgo.