Alimentos para restaurar tu piel

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23 November 2012 elena Print Email

Maneras naturales de cuidar la piel: Tomar suficiente agua.

Alimentos de color morado. Los radicales libres son moléculas de electrones impares que se producen cuando la piel es expuesta a rayos UV o a la contaminación del ambiente. Estas moléculas desencadenan una reacción que daña la estructura celular de la piel. Los antioxidantes son la mejor forma de neutralizar los radicales libres. Las fuentes más conocidas de antioxidantes están en las moras, los frijoles negros y las hojas verde intenso. Para integrar los antioxidantes a tu alimentación, puedes guiarte por el color morado: col, arándanos, frambuesas, grosellas, granada, camote morado, uvas rojas. Una ventaja más: estos alimentos estimulan la formación de colágeno y elastina.


Evita el azúcar
. Debido al exceso de consumo de azúcar en nuestra época, los médicos lo miran como un veneno para la piel. El consumo desmedido de azúcar, además de provocar inflamación, desencadena en la sangre un proceso llamado glicación, que deshidrata y “envejece” prematuramente a las proteínas de los tejidos conectivos (piel, tendones, etc), además de bloquear la producción de colágeno y elastina, produciendo arrugas y modificando el tono de la piel. No añadir azúcar a los alimentos o a las bebidas es un buen paso para comenzar a restaurar tu piel.

Los omega-3 protegen contra el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel, estos se pueden encontrar en el salmón.Las grasas saludables. Conocidas como omega-3, son una fuente ideal para combatir la piel reseca. Tienen propiedades desinflamatorias y humectan la piel, manteniéndola flexible y mejor preparada para combatir las agresiones del ambiente. Además, los omega-3 protegen contra el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel. Puedes encontrar estas en el salmón, las sardinas, la linaza y la chía.

Curry
. La cúrcuma, principal componente del curry, es una raíz que reduce la irritación de la piel además de proteger contra la acción nociva de los rayos solares. Una forma de integrarla a la alimentación es utilizarla como aliño para lentejas, arroz o quínoa. También es delicioso para sazonar sopas y guisos, o aderezos con yogurt y aceite de oliva para ensalada.

Se recomienda consumir especias cuyo poder antioxidante y antiinflamatorio ayudan al organismo a funcionar mejor.Especias. La inflamación es una de las principales causas de cáncer y envejecimiento prematuro; es provocada por un alto consumo de proteína animal y productos refinados. Además de reducir la ingesta de esos alimentos, es recomendable recurrir a especias cuyo poder antioxidante y antiinflamatorio ayudan al organismo a funcionar mejor. Incluye canela, jengibre, orégano, eneldo, tomillo, cúrcuma, romero y páprika a tu dieta. Un plus: cuando la comida está bien condimentada, no hace falta añadir tanta sal. Recuerda que la piel es el órgano más grande del cuerpo y mantenerla desinflamada no sólo es una cuestión de belleza, sino también de salud.

Pro-bióticos
. Cuando se habla de restaurar la piel hay que pensar a profundidad, en el origen de la nutrición y la hidratación. La flora estomacal e intestinal está formada por millones de bacterias que ayudan a digerir y asimilar los nutrientes de los alimentos. Sin embargo, el estrés, la falta de sueño y los medicamentos la desequilibran, provocando inflamación y oxidación que se reflejan en la piel. Para mantener la salud de la flora intestinal es recomendable consumir pro-bióticos, sustancias que ayudan a combatir las bacterias patógenas y estimulan la producción de vitaminas y enzimas digestivas. Entre los pro-bióticos más utilizados están los lactobacilos, el bifidobacterium y la levadura saccharomyces boulard. Se pueden encontrar liofilizados en cápsulas y suplementos, o bien, ingerirlos en yogurt, kéfir o jocoque.

Prebióticos. La diferencia entre pro-bióticos y prebióticos es que los primeros estimulan la formación de la flora intestinal, mientras que los segundos sirven de alimento a las bacterias “buenas” de nuestro organismo. Los prebióticos no se digieren, pero son indispensables porque ayudan a fortalecer las mucosas (la casa de la flora intestinal) y evitan la proliferación de las bacterias nocivas que intoxican nuestro cuerpo. Se pueden encontrar en alcachofas, plátanos, espárragos, achicoria, legumbres, papa, ajo, cebolla, puerro, trigo, avena y cebada (integrales).