Tue14Jun2011

El camino de regreso

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James O’Brien Print Email
Antes de que Caheri Gutierrez sufriera de disparos recibidos en el rostro ella era una adolescente perdida en una vida llena de malas decisiones. Después de los disparos, fue el comienzo del reencuentro consigo misma, su familia y una vida productiva.

Cuando tenía 18 años, Caheri Gutierrez tenía la mitad de su rostro destrozado consecuencia de los disparos de un tiroteo. Era de noche, noviembre de 2008, en la esquina de la avenida 98th y la calle de San Leandro, en Oakland.
 
La bala entró de la nada por la ventana del lado del copiloto. Pasó rasgando su rostro hasta llegar y detenerse en el brazo derecho su amiga, quien conducía el auto.

Cuando Gutierrez despertó en el hospital una semana más tarde, estaba entubada, había perdido el sentido del oído del lado derecho, su rostro estaba paralizado, y no tenía dientes.
La una vez joven modelo tuvo que pasar un mes en el Hospital Highland y someterse a numerosas cirugías para reparar y reconstruir su rostro.

Reconstruir su vida sería igualmente difícil. Su dramática historia es el tema de una serie reciente de artículos titulados “Quizás Tenga Algo de Esperanza Aquí”, en el blog Ice City Almanac. (http://www.icecityalmanac.blogspot.com/)

Gutierrez creció en el Este de Oakland. Alguna vez fue una estudiante responsable y estrella de volibol en la Encinal High School en Alameda, sin embargo, cuando ocurrió lo del tiroteo había sido expulsada y enviada a una escuela de adultos para continuar la escuela.

“Cuando eres joven y estas en Oakland”, dice Gutierrez, “la tendencia es ser malo, la tendencia es fumar, tu sabes, que no te importe, no lo sé, es estúpido. Quieres ser rudo; quieres estar en la calle. Me salía de la escuela, iba a casa, me quedaba ahí, relajándome, solía fumar mucha hierba, no hacer nada”.

En el hospital, reflexionando sobre la pérdida de su rostro y su vida, Gutierrez sintió nostalgia de regresar a sus días de logros.

“Soy muy inteligente”, menciona Gutierrez. “He logrado muchas cosas en mi vida, pero mi rostro, esa parte de mi vida estaba acabada, esas fiestas, ese modelaje, esas salidas. Solo quería hacer algo diferente”.

Como sucede con los soldados, víctimas de la violencia urbana, sufren mentalmente de sus heridas y de las cosas que ven. Se vuelven depresivos, confundidos y, por supuesto, molestos.

Así, el camino de regreso fue doloroso y muchas veces aterrador. Algunas veces la vida en el Este de Oakland está llena de tentaciones, llena de barreras. Algunas veces Gutierrez regresaba a los viejos, malos hábitos. Necesitaba ayuda.

Hacía tiempo que se había distanciado de su familia, pero su inquebrantable apoyo desde el tiroteo los había acercado nuevamente, a ella, su madre, hermana y hermano.

También recibió apoyo crucial de un programa en Oakland llamado Atrapado en el Fuego Cruzado (CITC, por sus siglas en ingles), por parte de la organización sin fines de lucro Youth ALIVE! – CITC ofrece apoyo emocional y práctico a las víctimas jóvenes de la violencia, usualmente este apoyo inicia justo al lado de la cama del hospital.

Tammy Cloud, especialista mediadora, fue asignada al caso de Gutierrez.

“Recuerdo cuando entré a ICU y ella estaba aún inconsciente”, dice Cloud. “Al ver eso, fue muy duro verla”.

Visitando a Gutierrez en su casa, Cloud escuchaba, reprendía, aconsejaba. Ella llevaba a Gutierrez en su auto a las citas con el doctor, a las terapias físicas. Ella ayudó a Gutierrez a llevar a cabo sus diligencias.

“Ella fue como un segundo cerebro”, dice Gutierrez, quien le llama “ángel guardián”.

Cuando las cicatrices exteriores de su cliente sanaron, cuando le quitaron los alambres alrededor de su quijada y los frenillos que la sostenían a su rostro fueron removidos, Claud motivó a Gutierrez a contar su historia, especialmente a los jóvenes en riesgo en Oakland.

Cuando hubo un trabajo disponible en el programa llamado Adolescentes en la Mira (TNT, por sus siglas en ingles) en Youth ALIVE!, Cloud sugirió a Gutierrez aplicar. TNT ayuda a los estudiantes del Este de Oakland a desarrollar y presentar ponencias de cómo manejan y evitan la violencia.

Gutierrez es guía y mentora de los estudiantes. Actualmente vive en Hayward, pero regresa al Este de Oakland regularmente, aun a la calle en la que le dispararon, a trabajar con estudiantes. Es parte del proceso de sanación.

“Allá”, menciona, “siento que estoy en casa, me siento cómoda. Amo Oakland”. Aun las cicatrices invisibles de su trauma se ven bien en su camino a la sanación.