Wed14Mar2012

Chocolateras locales rinden homenaje a las raíces latinas

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Ferron Salniker Print Email

Amelia Gonzalez (izq.) y Arcelia Gallardo (der.) posan en su recién inaugurada tienda. Juntas han creado Casa de Chocolates en donde además de ofrecer chocolates de texturas y sabores únicos, quieren rendir homenaje a las comunidades latinoamericanas contemporáneas que cultivan el cacao, utilizando únicamente chocolate que ha sido comercializado de una manera justa y directa. Foto: Ferron Salniker.

La historia del chocolate empieza en Latinoamérica y dos mujeres en Berkeley están ansiosas de compartirla. El mes pasado, Amelia Gonzalez y Arcelia Gallardo, abrieron Casa de Chocolates, una tienda de chocolates y postres con el propósito de enaltecer los sabores, los ingredientes y los diseños nativos de Latinoamérica.

Gallardo, la chocolatera, inicia su viaje con el chocolate al seguir su primera mordida a un [chocolate] See’s Candies.

“Creciendo en Los Angeles, See’s Candies era el chocolate supremo”, mencionó. “Sin embargo, nunca me gustaron los rellenos”. Gallardo describió los misteriosos rellenos cremosos como un sabor completamente diferente a los sabores comunes en el vecindario en donde ella creció. Esos sabores familiares estaban aún ausentes, incluso cuando Gallardo probó marcas diferentes. “Empecé a leer y a estudiar, y aprendí que el chocolate era de hecho nativo de México y Sudamérica, y pensé, esto es realmente interesante, me pregunte ¿qué más podría aprender sobre el chocolate?”.

Arcelia Gallardo, co-dueña de Casa de Chocolates en Berkeley, prepara chocolates en su nueva tienda en donde preparan chocolates y postres con el propósito de enaltecer los sabores, los ingredientes y los diseños nativos de Latinoamérica. Foto: Melina Duarte.Graduada de la escuela culinaria Le Cordon Bleu en Pasadena, Gallardo, en su búsqueda por seguir el camino del chocolate, la llevó de México a España, Francia, Italia, Bélgica y Suiza. En cada país se entrenó con chefs y chocolateros, aprendiendo las tradiciones y técnicas indígenas de cada lugar, e imaginándose una pieza de su propia creatividad. Después de graduarse de la UC Berkeley y mientras trabajaba en Le Cordon Bleu, Gallardo inició Casa de Chocolates. Desde entonces hasta febrero, utilizaba una cocina comercial a fin de servir en fiestas privadas y vender en eventos locales. Ahora, Gallardo creará sus delicias en su propia cocina, mientras que su socia maneja los aspectos de infraestructura del negocio. Gonzalez, también originaria de Los Angeles, viene de una carrera en los medios de comunicación en el sector público, con más de veinte años en la estación KPFA-FM en Berkeley. Ha vivido en Lima, Perú y Oaxaca, México, un estado en donde el chocolate juega un papel esencial en las recetas más preciadas de la región.


Juntas, las dos mujeres méxico–estadounidenses han creado un lugar en donde Latinoamérica se encuentra con el moderno mundo del chocolate europeo. Dentro de la tienda se aprecia una caja de chocolates suaves rellenos de tamarindo mexicano, vainilla de Belice y café guatemalteco. Una Virgen de Guadalupe hecha de chocolate blanco brilla desde lo alto de una repisa. Se ofrecen macarrones de coco libres de gluten adornados con chocolate obscuro. Se aprecian molinillos en jarrones de cerámica negra de Oaxaca que contrastan con el color dorado de las paredes. Calendarios Azteca y Maya hechos de chocolate que pesan casi kilo y medio descansan sobre las vitrinas, rindiendo homenaje a las civilizaciones antiguas que descubrieron el cacao.

Calendarios mayas y aztecas adornan Casa de Chocolates.Gallardo también quiere rendir homenaje a las comunidades latinoamericanas contemporáneas que cultivan el cacao, utilizando únicamente chocolate que ha sido comercializado de una manera justa y directa. Ella planea tener como fuente principal el cacao de pequeños plantíos en Belice, México y Sudamérica. “Toda estas comunidades que se dedican a la siembra del cacao son realmente pobres, así que hay diferentes niveles de lo que queremos hacer con la compañía: Queremos hacer un buen chocolate, queremos educar a la gente sobre el chocolate, pero también queremos ayudar a los agricultores de cacao y a sus comunidades”, mencionó. “Quizás también les enseñemos a las mujeres de cada comunidad a cómo hacer artesanía sustentable que podamos vender en la tienda. Queremos que nuestra relación apoye a algo que reviva a la comunidad”. En lo que se refiere al resto de los ingredientes utilizados por Casa De Chocolates, estos son orgánicos y cuando es posible producidos localmente.

Como el negocio crezca, Gallardo espera establecer una compañía sin fines de lucro que ayude a jóvenes en riesgo a trabajar con el chocolate y a desarrollar confianza, dentro y fuera de la cocina. Incluso habla de abrir un museo de chocolate. “Quiero enseñarle a la gente sobre lo que es nativo de Latinoamérica, quiero que sea una experiencia educativa”, mencionó. “Si, es bueno y es lindo, pero quiero también que la gente se vaya con algo que no sabía antes”.